miércoles, 24 de enero de 2018
ANTONIO DE NEBRIJA-LA REFORMA EN ESPAÑA SAMUEL VILA
HISTORIA
DE
LA
INQUISICIÓN Y
LA
REFORMA EN ESPAÑA
SAMUEL VILA
5.
Otros humanistas y eruditos en entredicho.
Antonio de
Nebrija. Escribió la primera
Gramática castellana y fue el principal restaurador de las letras en España. Sufrió
persecución por haber señalado varios errores, por transcripción de los copistas,
en la traducción latina de la
Biblia entonces
en uso, la Vulgata. Fue acusado por los teólogos como sospechoso en la fe, por lo que
fue perseguido por la Inquisición. Más adelante fue protegido por el nuevo inquisidor general, Cisneros.
Arias
Montano. Fue
uno de los mejores orientalistas de su tiempo. Llevó a cabo, por
encargo de Felipe II, en 1569, una nueva edición, en Amberes, de la Biblia
Poliglota Complutense, corregida en algunos errores que se habían deslizado en la
primera edición, y ampliada en las versiones orientales y comentarios de
algunas
de
sus partes, adiciones y correcciones todas ellas valiosísimas. La obra,
que recibió la aprobación, además, de papas, reyes y eruditos, fue a parar a
manos de la Inquisición, y a ella hubiera seguido el mismo Arias Montano
(1574) de no
haber sido protegido personalmente por Felipe II, defendido valientemente por
otros orientalistas y haber dado un dictamen favorable a la obra, a pesar de
todas las intrigas, el integro jesuita Juan de Mariana, él mismo, más tarde, también
perseguido por la Inquisición por otros motivos.
Pedro de
Lerma. Catedrático de Teología y
primer canciller de la Universidad de Alcalá de Henares, docto en
lenguas orientales. Era tío de los hermanos Enzinas, y fue probablemente él quien los
inició en la Reforma.
Procuró
inducir al
uso de los originales sagrados menoscabando, por tanto, el valor de los
maestros
tradicionales.
Fue denunciado por luteranismo, a causa de las doctrinas emitidas en sus
sermones. Encarcelado por
la Inquisición,
se le obligó a retractarse públicamente de once proposiciones en todas las
ciudades en que había predicado, confesando que las había enseñado bajo la
instigación del Diablo para introducir el error en la Iglesia (1537).
Después
de esta humillación Lerma decidió abandonar España y se dirigió a París, donde fue admitido en la
Sorbona, en la cual había estudiado. Murió regentando una cátedra de Teología en dicha universidad.
Mateo Pascual. Teólogo, catedrático
de Alcalá de Henares.
Había
manifestado públicamente dudas acerca del purgatorio, por lo que se le procesó y obligó a
abjurar. Le confiscaron sus bienes. Murió en Roma.
Luis de la
Cadena. Era
sobrino de Pedro de Lerma, segundo canciller de la Universidad de Alcalá de Henares.
Acusado como sospechoso de luteranismo, una vez murieron Cisneros y Fonseca que
protegían
a los docentes
de Alcalá,
huyó a París para librarse de la Inquisición como lo hizo su tío. Murió
regentando una cátedra en la
Sorbona.
Martín Martínez
de Cantalapiedra. Era catedrático de Teología. Fue procesado por la Inquisición como sospechoso
de luteranismo (1583) por inculcar demasiado la necesidad de consultar los originales de las Sagradas Escrituras y
decir que leer el texto sagrado valía más
que leer a los expositores, cuya autoridad era menor
en comparación. Abjuró de levi, con la
penitencia de no escribir más.
Pedro Núñez
Vela. Son
muy escasos los datos que de él se conocen. Tan sólo que en 1548 ejercía el cargo de
profesor de lengua griega en Lausana. Era natural de Ávila. El documento
de donde se extrae la noticia añade: «protestante apóstata de la verdadera religión». Una nota
del biógrafo de Pedro Ramos, a propósito de una visita del filósofo a Lausana, dice que Núñez «era
de juicio más libre y anteponía la odiada lógica de Ramos a todos los preceptos de
Aristóteles». Es autor de un
libro de Dialéctica
que dedicó
al Senado de
Lausana. Se trata, probablemente, de otro protestante como Pedro de Lerma, que
se exilió
voluntariamente cuando esto era
aún
permitido en España.
Francisco
Sánchez. EÍ Brocense, profesor de Salamanca,
hombre de agudo ingenio y extenso saber. No vacilaba en exponer su enemiga a la
Escolástica
y en ridiculizar a sus defensores, como tampoco en manifestar su
poco aprecio al criterio de autoridad y tradición. Se burlaba de muchas
prácticas que, siendo supersticiosas, pasaban por fe legítica,
y se permitía, a pesar de no ser eclesiástico, opinar sobre
cuestiones religiosas con una libertad que algunos compañeros
suyos consideraron excesiva, por lo que fue denunciado dos veces a la Inquisición. La
primera
vez no llegó a ser detenido y se libró con una reprimenda.
La segunda vez fue recluido, aunque en casa de un hijo suyo, médico,
por deferencia a su provecta edad y escasa salud; fue procesado, pero murió
antes de que llegara a dictarse sentencia.martes, 30 de enero de 2018
FRANCISCO DE SAN ROMAN- REFORMA EN ESPAÑA-2-
HISTORIA
DE
LA
INQUISICIÓN Y
LA
REFORMA EN ESPAÑA
SAMUEL VILA
4.
Conversión de Sanromán.
Hacía ya algunos días
que se encontraba en Brema cuando un domingo, transitando por una de las calles
de
la ciudad, fue atraído por unos cánticos que procedían del interior de una iglesia. Era música religiosa,
pero distinta
de aquella a la que estaban acostumbrados sus oídos. Entró en el edificio y atendió
el sermón en alemán, que, en lo que pudo entender, le pareció sencillo y
conmovedor. ¿Qué acentos de sinceridad vibrarían en la voz de aquel hombre
que hablaba desde el púlpito, que penetraron en
el corazón del oyente extranjero, que habla llegado ya empezado el servicio
Concluido el culto, Sanromán se dirigió al pastor y le pidió que le hablara todavía más del nuevo
mensaje, que sentía vivos deseos de
conocer
mejor.
El predicador.
Jacobo Spreng, cumplimentó de buen grado el deseo del extranjero y, llevándoselo a su casa, continuó instruyéndole
acerca de las saludables verdades del Evangelio. Durante tres días permaneció Sanromán en la casa del
pastor, ocupado constantemente en lo que había venido a ser más importante que los negocios: la salvación de su alma. Cuando con lágrimas en los ojos, lleno de
agradecimiento, salió de aquella casa, había sido
transformado, era un nuevo hombre. El gozo de la salvación había cambiado
por completo su modo
de ser. HabÍa ya un solo propósito en su vida, un ideal ante el cual todo lo demás había
periclitado: el anunciar
la salvación por Cristo a sus hermanos, para hacerlos participes de su propia e inefable felicidad.
Sanromán se proveyó de
obras de reformadores y, especialmente, de un ejemplar del Nuevo Testamento. También había copiado y
hasta aprendido de memoria algunos sermones de Jacobo Spreng. Ya antes de
partir de
esta ciudad había
escrito algunas
cartas entusiastas a sus amigos de Amberes, haciéndoles saber que era salvo por
Jesucristo
y rogándoles
que no demoraran más su conversión; asimismo había
escrito por su propia mano folletos y
tratados evangélicos y un Catecismo que
se proponía hacer
circular entre sus amigos de Amberes.
Pero esto no
bastaba para él.
Sanromán no tenía otro deseo que el de regresar a España para anunciar el Evangelio,
antes que a nadie, a sus hermanos, con
lo que daba pruebas de su ardiente
patriotismo.
Refiere Enzinas
que las mismas cartas de Sanromán sirvieron para poner sobre aviso a los españoles fanáticos de Amberes,
que ya esperaban la vuelta de su antiguo amigo para ver de hacerlo entrar en
razón, en vez
de aceptar sus doctrinas. Sanromán, ilusionado y pensando que iba a
convertir a todos los españoles de Amberes, se
encontró
al llegar a la ciudad conque lo primero que hicieron fue detenerle y conducirlo a
casa de
un
comerciante, donde ya lo esperaban unos frailes para registrar sus efectos e
interrogarle acerca de su doctrina.
Abierto su bagaje, encontraron el Nuevo Testamento, algunas obras de Lutero,
Melancton y Escolampadio, así como un pequeño grabado representando una caricatura del papa, que circulaba
en aquel tiempo con
profusión.
Los frailes lo
acusaron de luterano. Sanromán, aún no repuesto de la sorpresa, pero enardecido por el trato, que
consideraba injusto, les devolvió los apóstrofes y empezó a hacer una franca
confesión de su fe. Al ver la vehemencia del preso los demás españoles testigos de la escena, resolvieron que Sanromán no estaba en sus cabales. Con todo, sus explicaciones eran
coherentes y piadosas y le ganaron algunas simpatías, hasta que los frailes le
preguntaron si creía en el papa. «Nada de eso -tronó encendido Sanromán-. antes creo y afirmo que el papa es un anticristo, que su padre es el diablo...» Las simpatías de los españoles presentes se desvanecieron, y los frailes,
una vez se hubieron cerciorado de que Sanromán no tenia mejor opinión de los
sacramentos, del Purgatorio, de
las bulas y de las indulgencias que del papa, «encendieron fuego y quemaron ante
su vista los libros
que había
traído», expresándole al
mismo tiempo sus vivos deseos de hacer lo propio con él. Sanromán los increpó furioso, en vista
de lo cual, considerándolo loco, lo encerraron en una torre distante seis
leguas de Amberes.
Allí permaneció ocho
meses. ¡Cuán amargos serían sus pensamientos al ver que los días transcurrían sin poder proclamar sus amadas doctrinas! Este era el
primer contacto del entusiasta Sanromán con la cruda realidad. Pero todos
los esfuerzos que se hicieron para que mudara de opinión fueron inútiles
y con ellos sólo se conseguía que se afirmara más en sus convicciones. Como loco había sido
recluido y como tal fue soltado. «La libertad le fue devuelta, pero más loco que antes
salió de la cárcel>, escribe uno de sus enemigos.
En Amberes
permaneció
vigilado estrechamente, por lo que decidió buscar un nuevo campo de trabajo. Se dirigió a Lovaina, donde
encontró a Enzinas, que residía entonces en dicha población.
Enzinas, aunque satisfecho de
ver
a un compatriota suyo que había aceptado a Cristo de un modo tan decidido, no pudo por menos de
recordarle que, ante las circunstancias, se condujera con mayor prudencia.
Sanromán,
en cuyo ánimo pesaba
tan fuertemente la idea de que sus compatriotas persistían bajo el yugo
del pecado
en tanto que él
gozaba de
paz en su alma, no estaba en muy buena disposición para escuchar y atender los
consejos recibidos, por lo que prosiguió sin hacer caso de nadie, proclamando el Evangelio y sin
abandonar nunca el propósito de encaminarse de nuevo hacia su patria.jueves, 25 de enero de 2018
FRANCISCO DE ENZINAS-REFORMA EN ESPAÑA
HISTORIA
DE
LA
INQUISICIÓN Y
LA
REFORMA EN ESPAÑA
SAMUEL VILA
2.
Francisco. Su juventud y conversión.
Había nacido en 1520. Continuó
residiendo en Lovaina, en suya universidad lo hallamos matriculado después de la partida de
su hermano a Italia. En 153? había hecho un viaje de vacaciones a Burgos, donde se había entrevistado con tu tío Pedro de Lerma.
A1 parecer, Francisco seguía la carrera literaria en contra de la opinión de sus padres,
los cuales lo destinaron a la vida militar. Pero Francisco carecía de toda
afición castrense, y así, escribiendo a su amigo Juan Lasco, acompañándole el obsequio
de una espada antigua que él había recibido de un noble, le dije: modo el
mundo, lo sé,
quisiera declararme la guerra porque, en oposición al consejo de unos
hombres dignos, he formado ahora la decisión de dedicarme a la literaturas En esta
misma carta
manifiesta
sus deseos de dedicarse a propagar la verdad divina según su capacidad. A este fin, expone sus planes de
encaminarse a Wittemberg, «ya que en esta ciudad hay numerosos profesores eruditos de todas las ciencias, y
tengo en tan alta estima la ilustración y juicio para enseñar que posee especialmente Felipe de
Melancton, que iría hasta el fin del mundo para gozar de la compañía e
instrucción de tales hombres». A continuación le pide cartas
de presentación para Lutero,
Felipe y otros hombres ilustres de aquella ciudad.
En 1541 lo encontramos
matriculado en la Universidad de Wittemberg y hospedado en la casa de Melancton.
Allí
cambió su nombre por el de Dryander (que
significa «encinas, en
griego).
Era frecuente entrelos humanistas helenizar su apellido: así Melancton
(«tierra negras) de Schwartzerd, que era su verdadero apellido;
Reuchlin («de
humo») se hacia llamar Capnio.
Enzinas cambió
varias veces el nombre. Así en Flandes se hacia llamar Van Eick; en Alemania, Eichmann; en Francia, Du-Chesne. No sabemos si lo hacia por capricho o
porque le interesaba que no sonara su
verdadero nombre, Enzinas.
VIernes, 5 de enero de 2018
EL MARTIR DEL GOLGOTA-LOS BANDIDOS
EL MARTIR DEL GOLGOTA
ENRIQUE PEREZ ESCRICH
CAPITULO IV.
Los bandidos.
Ni una sola nube manchaba el claro y hermoso horizonte
de Palestina. El sol, desde la mitad del cielo, bañaba con la
radiante luz de sus rayos las escabrosas cordilleras y los fér-
tiles llanos de Samaria.
Y allá á lo lejos, por la parte del Este, se extiende una
nube cenicienta que, á semejanza de una larga culebra de
gasa, hunde su enorme cabeza en las azuladas aguas del
lago de Genezarett; mientras que su enroscada cola iba á
sepultarse entre las pesadas y malditas aguas del mar
muerto.
Aquella cinta de encaje flotante, aquella manga de polvo
que parece brotar de la tierra, eran las nieblas del Jordán
que se elevaban al cielo en vaporosas y húmedas emana-
ciones.
Dimas contempló en silencio el grandioso panorama que
se estendia ante sus ojos.
De vez en cuando sus miradas se fijaban en el tétrico y
solitario castillo.
Su cerrada puerta, sus desiertas almenas, sus desmoro-
nados muros , le daban el aspecto de una de esas mansiones
malditas, cuyas sangrientas tradiciones apartan con espanto
de sus contornos á los medrosos habitantes de las aldeas, á
los ingenuos y supersticiosos apacentadores de ganados.
Dimas, firme en su propósito, después de asegurarse de
que su puñal permanecía oculto en los pliegues de su túnica,
desrolló de su cintura una honda formada con hojas de pal-
mera seca, colocó una piedra de tres pulgadas de diámetro
en la cuna de la honda, y luego, haciéndola girar como un
molinete sobre su cabeza, envió el proyectil dentro del cas-
tillo por encima de sus murallas.
Esperó algunos momentos, pero nadie asomaba á sus
torreones.
Volvió á repetir por tres veces la misma maniobra; pero
éstas, como la primera, tuvieron el mismo resultado.
— El castillo está solo, se dijo; y una sonrisa estraña asomó
á sus labios.
Luego continuó hablando consigo mismo.
— Bueno fuera que un barbilampiño como yo se apoderara
de la bolsa de esos zorros barbados que hacen temblar con
solo sus nombres á los impíos y afeminados romanos, á los
torpes y cobardes herodianos, y á los indefensos mercaderes
de el Nilo, el Eufrates y el Jordán.
Dimas, después de murmurar estas palabras, se quedó un
momento pensativo.
Luego se pasó la mano por la frente varias veces , y des-
nudando su largo puñal y arrojando una saliva sobre una
peña, se puso con tranquilidad á afilar la punta del instru-
to que habia vengado á su padre.
— Ea, valor, Dimas; la muerte es un momento: la vida es
larga y pesada cuando se tiene hambre y se duerme en des-
poblado.
Y diciendo esto se encaminó resueltamente hácia el cas-
tillo , en cuya puerta descargó tres fuertes golpes con una
piedra que habia cogido al paso, de propio intento. Nadie
respondió.
Entonces, seguro que el castillo se hallaba abandonado,
reconoció escrupulosamente el muro que le cercaba , halló
un trozo derruido, por el cual, aunque no con macha facili-
dad, podía escalarse la fortaleza por las muchas grietas y
rajadas piedras.
Con el puñal en los dientes comenzó á trepar por la
muralla.
Una mano que hubiera flaqueado, una piedra que se hu-
biera desprendido, su muerte era segura; su cuerpo, rodando
de abismo en abismo , se hubiera deshecho en sangrientos
pedazos contra los salientes picos de las rocas.
Por fin, después de incalculables dificultades, llegó á la
plataforma de la muralla cubierto de sudor el rostro y en-
sangrentadas las manos.
Una vez allí recorió en vano los estrechos pasadizos, las
desiertas cámaras de la tétrica fortaleza , sin encontrar el
codiciado tesoro que habia soñado. Sus níoradores debían
tener indudablemente algún sitio destinado á ocultar su bo-
tin; pero este sitio solo á ellos ó á la casualidad le era fácil
descubrirlo. Dimas desesperó de encontrarle después de tres
horas de minucioso escrutinio.
—Todo me indica que esta madriguera está habitada por
los bandidos samaritanos, se dijo; he visto huesos frescos de
carnero esparcidos por el suelo y teas resinosas recien apa-
gadas metidas en sus argollas de hierro ; es igual : he venido
por oro y no lo encuentro; esperaré á que regresen, y ellos
me le darán; de todos modos yo necesito un albergue. será
este castillo.
Entonces se encaminó á una pieza que ya habia visto
antes, y que según su cálculo debia ser la cocina y comedor
de los bandidos.
Una vez allí comenzó á registrar cuidadosamente todos
los oscuros rincones de la cocina, y no tardó mucho en des-
cubrir una pierna de carnero colgada de un gancho de
hierro.
Siguió adelante en sus investigaciones, y sucesivamente
halló ánforas con agua, pellejos de vino y sacos de maiz en
varios huecos practicados en la pared, y que á primera vista
no habia distinguido á causa de la oscuridad.
Aquello era la despensa de los bandidos , y Dimas pensó
aprovechar el tiempo.
Firmemente resuelto á esperarles, se encaminó al fogón
ó chimenea, que se hallaba, según costumbre de los hebreos,
en mitad de la cocina y con gran alegría de su parte vió que
relucían entre las cenizas algunas áscuas.
A los estremos del hogar se hallaban algunos troncos de
leña seca, entre los que se veian algunas teas esparcidas.
Dimas reanimó el fuego y encendió una tea, porque en
aquel sitio la claridad era poca.
Entonces colocó la pierna suspendida de un garfio junto
á la llama, v mientras se asaba amasó una torta con la ama-
rillenta harina y el agua de los odres.
„ Media hora después el huérfano aventurero comia tran-
quilamente y libaba el delicioso zumo de la vid sentado en
mitad de la cocina del castillo.
En esta tranquila ocupación se hallaba el atrevido Di-
mas, cuando apercibió un ruido sordo en las profundidades
de la tierra.
Dimas, después de fijar un momento su atención, conti-
nuó su interrumpida cena haciendo un movimiento de hom-
bros con indiferencia.
DEL GÓLGÜTA. 25
El ruido se aproximaba cada vez mas.
Di ríase que muchos hombres hablaban y arrastraban
tras ellos pesados fardos por debajo de la tierra qae le servia
de base.
De pronto so oyó un crujido estraño y ágrio en el pavi-
mento como si un cerrojo ó una barra de hierro enmohecida
se hubiera descorrido.
El huérfano siguió comiendo como si nada hubiera oido:
solo por precaución cogió el puñal que se hallaba junto á las
viandas , y se puso á picar con su punta la piedra que le ser-
via de mesa.
De pronto hundióse un trozo del pavimento, y Dimas vió
abierta á su lado una boca del diámetro de cinco pies cua-
drados, r OQSGOU ^
Dos manos se apoyaron en el borde de aquella abertura,
y luego apareció la cabeza y después el cuerpo de un hom-
hrq que saltó con ligereza dentro de la cocina.
Este hombre no vió á Dimas, pues volviéndose de espal-
das inclinó su cuerpo sobre el agujero, y estendiendo los
brazos, á los cuales se cogieron otras manos, tiró hacia si
con fuerza, y otro hombre saltó desde la cueva á la cocina,
y así sucesivamente, ayudándose los unos á los otros, salie-
ron catorce forajidos como si la tierra los vomitara, de re-
pugnante catadura, de sucio y descompuesto atalaje.
El primer efecto que produjo á los bandidos la presencia
de un hombre que comia tranquilamente en su madriguera,
fué el asombro; pero repuestos instantáneamente, lanzaron
un rugido, y desnudando los largos puñales, se avalanza-
ron sobre Dimas: pero éste de un salto se puso en pié, y
retrocediendo unos pasos con el cuchillo en la mano les
gritó con entereza:
martes, 6 de febrero de 2018
13-17 MEMORIAS DE FRANCISCO DE ENZINAS- ESPAÑA
HISTORIA DEL ESTADO DE LOS PAISES BAJOS, Y DE LA RELIGION DE ESPAÑA por Francisco de Enzinas, a Felipe Melanchthon, hombre de muy gran renombre Monseñor, dice un proverbio que cuando se está en seguridad, el recuerdo de los males pasados pro- porciona algún placer y regocijo; pero en cuanto a mí, aunque por la gracia de Dios, y como por milagro, me encuentre hoy en lugar donde puedo en seguridad contar los males pasados, tal es, no obstante, mi afecto hacia la república, 1 y principalmente hacia la Iglesia de Dios, que no puedo sin un gran dolor, y sin lágrimas, recordar, relatar o poner por escrito lo que he visto, y lo que yo mismo en su mayor parte he experimentado. No que mis propios males me pesen tanto (ya que, como dice el pro- verbio griego, lo que es particular de cada uno, nada), sino que, como es mi deber, lamento sobremanera ver así i Quiere decir, el Estado, o sea la organización política. — N. del T. — 13 — 14 MEMORIAS conturbado el estado de la república, las iglesias disper- sas, y una crueldad tan grande contra los miembros de Jesucristo. ¿Cómo podría yo en esta hora, cuando estoy por la misericordia de Dios como en un puerto, lamentar mucho mis propias desventuras, o ponerlas antes que los males de la Iglesia, siendo que aun cuando estaba yo mismo atormentado por los embates de la tempestad, las soporté siempre con paciencia, y las he colocado siempre después de los males y peligros del público? Sólo el cui- dado de la Iglesia de Cristo me ha tenido siempre apena- do y preocupado, y no lo abandonaré jamás, mientras esta alma habite en este cuerpo mortal. Porque gentes de gran prudencia han juzgado y estimado con mucha sabiduría, que los bienes privados y particulares no pueden jamás estar seguros, sino cuando la cosa pública está en paz. Y todos los hombres de mente sana corroboran la gran verdad del dicho del poeta, que los males del público en- tran hasta el lecho de los particulares. Yo pienso, pues, que la misión del hombre de bien es tal que debe tener un cuidado especial de los riesgos y peligros del público, y no menospreciar tampoco demasiado inconsideradamen- te los suyos propios y particulares. Y por tanto, Monse- ñor, viendo que entre todos, vos sois el que tenéis un cuidado increíble por el bien y la utilidad públicos, y que con grandes trabajos, sin ahorrar ni vuestro haber ni vues- tra salud, os esforzáis siempre por avanzarlos; conociendo también que es vuestra opinión que sería de mucho pro- vecho para lo porvenir si esta crueldad ejercida sobre los cristianos en Flandes y por todo el país bajo, que yo he visto con mis ojos y sentido con riesgo de mi propia Vida, INTRODUCCION 15 fuera relatada por escrito y publicada por mí; teniendo a tal efecto de vos este mandamiento de poner por orden las cosas que nos han sucedido desde que nos separamos de vos, os obedeceré, y de muy buena gana, como a mi preceptor que sois, y que me ordenáis algo tan útil y tan honesto. Y tanto mas alegremente cuanto que estimo que este escrito reportará no poco provecho a los que ignoran los fraudes, sutilezas y malicias de los hombres, especial- mente de aquellos que, cubriéndose con la máscara de la religión, blasfeman incesantemente de Dios, y ocultan su cruel impiedad bajo un velo de hipocresía. De los cuales quizá yo no hubiera sido tan miserablemente engañado si hubiera tenido alguien que me hubiera advertido; o si hubiera podido caer en la cuenta de que entre las gentes de bien y modestas pudieran ocultarse tales monstruos venenosos en forma de hombres. Yo no hubiera estado dos años enteros entre ellos, con peligro tan evidente de mi vida; ni me habría separado de vos (lo que siempre he estimado como mi gran desventura) y me hubiera guardado bien de privarme durante tan largo tiempo de la comunicación de los estudios que tenía con vos. Mas comprendo bien que las lamentaciones son inútiles cuando no pueden reparar la falta. Por tanto, dejaré las quejas y procuraré, como vos me lo ordenáis, abarcar lo mejor que me sea posible toda esta historia y relatarla por orden. Hace ya dos años o más, Monseñor, que partí de vuestro lado; desde cuyo momento me es imposible relatar los males que he soportado, aun en el camino, el cual en pleno invierno, como vos los sabéis, no podía 16 MEMORIAS sino estar muy cenagoso. Ciertamente me costó muy grande trabajo, hasta llegar a la Frisia Oriental, lugar donde me detuve un poco, en parte para descansar del camino y en parte también para saludar a mis antiguos amigos, entre los cuales considero como el más importante al señor Juan Lasco, con el cual tuve muy grande placer. Porque conversamos juntos de muchas cosas, las que no quiero relatar aquí porque no dudo que os las habrá hecho saber por carta. Allí determiné también ir a ver a Alberto, 1 al cual poco antes nosotros dos habíamos inci- tado por carta a abandonar la Babilonia 2 y retirarse a un lugar donde la profesión de la Palabra de Dios fuera pura y libre; y que no consumiera ese buen espíritu que Dios le había dado, en un género de vida tan poco hones- to, dejándolo por más tiempo como sepultado en esa fosa de la cual la profesión de la verdadera religión sería totalmente abolida. Por más que esta proposición sonaba mal a sus oídos, nuestras cartas al principio lo habían inclinado un tanto a la profesión de la pura doctrina; pero me bastó encontrarme con él para descubrir que aquel primer ardor a que lo habían incitado nuestras cartas, se había enfriado completamente, y que había vuelto a su conducta anterior, echando sus cuentas para pasar la vida en paz y en delicias con los amigos de su orden, en la forma acostumbrada. Tan grande es la fuerza 1 Alberto Hardemberg, monje bernardo (véase Menéndez y Pelayo, Historia de los Heterodoxos Españoles, 2$ edic, tomo IV, pág. 280.) 2 El autor se refiere a los dominios de la Iglesia papal. — N. del T. LOVAINA 17 de la impiedad que lleva a los hombres (que por otra parte no son de los malos) a tal punto, después de haber- los embriagado con algún aspecto de la voluptuosidad, que se complacen en engañarse a sí mismos en cosas de gran importancia. Yo me maravillé ciertamente de la potencia de este antiguo adversario del género humano. Con todo, no perdí toda esperanza de la salvación de nuestro Alberto, y de que pudiera ser llevado a alguna buena resolución. Finalmente, para no extenderme más, tanto hice con la gracia de Dios, por mi propósito, que le reduje al camino recto, y que decidió desde ese instante salir de ese claustro enemigo de toda honestidad y de la verdadera religión. Rogué entonces que le diera la gracia de perseverar en ese buen propósito; y temiendo los ata- ques de algún espíritu maligno que le hiciera recaer en su primera manera de vivir, tanto me empeñé con él que os envió una carta, haciéndoos saber su decisión, a fin de que si cambiara de intención se le pudiera citar por ella, como en virtud de una cédula. Pero, Dios sea loado porque ha cumplido su promesa en el tiempo prefijado por él, y porque ahora está ocupado fielmente en la Iglesia de Jesucristo.
martes, 23 de febrero de 2016
AQUEL BELLO AMOR... SUEÑO DE LA VIDA DE RICARDO Y SUSAN
AQUEL BELLO AMOR...
SUEÑO DE LA VIDA
DE RICARDO Y SUSAN
CUANDO SE ES CORRESPONDIDO
AMPLIAMENTE
EN EL AMOR
EL OLVIDO SERÁ
AMPLIAMENTE DOLOROSO
Había un hombre
conocido como Ricardo que en sus lecturas de la Escritura Sagrada solía
tomar notas de todo aquello que le impactaba en su ser. De los mucho que
subrayaba o anotaba un día remarcó los siguientes
La misericordia
y la verdad se encontraron;
La justicia y la
paz se besaron Salmos 85.10
Besados serán
los labios
Del que responde
palabras rectas.Proverbios 24.26
Pasaron
algunos años.
Un
día estaba Ricardo platicando con un conocido, cuando vió venir a una mujer a
quién nunca había visto. Mirarla avanzar y sentir una sacudida en su ser
fue una misma cosa.
Una mujer alta,
de tez blanca . muy hermosa. Unos ojos resplandecientes
color avellana que al día de hoy Ricardo puede recordar
nitidamente esa escena. Se sintió tan impactado y sacudido en su
ser. Al pasar junto a él miró sus ojos resplandecientes y algo profundo , algo
doloroso de pensar que esos ojos , ese rostro, esa figura podría
"ser" de alguién más...Pero lo que más le "dolió", fue que
ella ni siquiera le dirigió ni la más minima mirada. En cambió saludo muy
cordialmente al conocido que platicaba con él.Tiempo después cuando él le
preguntó a ella porqué motivo no dió la más minima opotunidad de
saludo, ella le contestó" Porque yo pensaba que usted era
casado".
Pasaron días,
semanas, quizás un mes, dos meses..El día menos pensado llegaron a su
casa varias mujeres que iban realizar una limpieza de un saloncito que él les
había prestado para una actividad. Entre ellas iba la dama. Ricardo al ver que
ella estaba en ese grupito sintió una inmensa alegría.Al terminar la actividad
de limpieza la bella mujer se despidió de forma muy amable, no sin antes
echarle un vistazo muy rapido a unos libros muy interesantes que Ricardo tenía
a la vista. Parón varios días, semanas ...Ricardo. tenía un pequeño negocio..un
día entró la ella. Ricardo sintió que el corazón le daba un vuelco..se
dirigió a saludarla y de esa forma se rompió el hielo. Ni lerdo ni perezoso
Ricardo. le ofreció compartirle algo muy interesante a Marcela Susana que así
se llamaba la joven.
Una tarde el
hombre de nuestra historia fue a buscar a Susan en donde vivía. No sabía
como lo iban a recibir. Fue recibido con mucha prudencia. platicaron un breve
tiempo. Él se despidió esperando volver.
Al cabo de unos
días Ricardo fue a buscarla. Abrió una señora desconocida. pregunto
por ella . La señora desconocida dijo: "Ella ya no vive aquí".
Ricardo sintió que el mundo se abría bajo sus pies. Donde y cuándo podría verla
otra vez se pregunto para sus adentros. .La señora desconocida rapidamente le
dijo "Vive cerca de aquí", y le indicó donde.
Desde ese día Ricardo
visitó a la bella dama muchas veces.Pasaron meses...la amistad creció... soñaba
despierto. Ella se comportaba muy seria. la voz de ella sonaba a musica en los
oidos de él.
Un sábado por la
tarde, Ricardo salió a dar una vuelta. Susan Venía de la Universidad. Se
saludaron y nada pasó. A los ocho o quince días Ricardo volvió a
encontrarla. Serían como a las cinco de la
tarde de un sábado. Ella traía una bolsa o cartera my bonita con sus apuntes de
la universidad. Además traía una bolsa de pan en la mano. Se
detuvieron para saludarse. Ricardo no se atrevió a invitarla a tomar un cafe.
Ricardo siguió su camino más su alma se fue tras Marcela Susan. Mucho
tiempo después Marcela reconocía que también deseó en esa oportunidad la
compañia de Ricardo.
Pasó un
año de amistad, de compartir muchas cosas...
Llegó la
navidad, luego se aproximaba año nuevo. Ricardo se dijo" Ella me gusta, me
atrae tanto que no resisto el pedirle un beso, no sé como lo vaya a tomar, pero
le diré en estos días cuánto la aprecio". Faltaban dos día para el 31 de
diciembre de año... había tomado un lapicero y papel para escribirle sus
razones de amor a la bella, y no se por qué iba a escribirle los 2 versos
de la Escritura que al él le llamabaron la atención un par de años atrás.
Resulta que esa mañana del 29 o 30 de Diciembre más o menos su teléfono
suena, contesta y escucha una voz muy apreciada que después de saludarlo
le dice:"Hoy en la mañana sentí que usted tiene 2
versos de la Biblia que son para mí".
Él tragó saliva, sintiose en descubierto, y rapidamente le contestó.
"Sí es cierto. Por favor tome papel y lapiz y apunte por favor" .
Ricardo no tenía mucho valor para decirle por telefóno los 2 versos, sentía que
eran muy obvios para ella. Pero se los dijo por telefóno, además la invitó a
tomar cafe o a cenar la tarde del 31 de Diciembre. luego Le dictó :
La misericordia
y la verdad se encontraron;
La justicia y la
paz se besaron Salmos 85.10
Besados serán
los labios
Del que responde
palabras rectas.Proverbios 24.26
ELLA le le
respondió Voy a estudiar esos 2 versos y me los explica cuando
vayamos a tomar el cafe.
El joven de
nuestra historia y la dama de sus sueños fueron a tomar un café o bien a cenar
el 31 de diciembre de un año que ya se perdió en la lejanía del pasado.
Al llegar al
restaurante y después de acomodarse, ella pregunta y dice al caballero : __Ahora,
por favor expliqueme bien los 2 versos que usted tiene para mi__ . Ricardo
le pregunta a su hermosa amiga : __¿Como supo que yo tenía esos 2 versos
para usted?.
Ella
contesta: _"Ayer , percibí, sentí claramente que usted tenía que
darme 2 versos ".__
Ricardo no salía
de su asombro al ver que él en efecto tenía esos versos citados y
escritos ya en una carta que pensaba darsela más tarde.
El le dijo.__"Los
versos que yo tenía en mente compartirle son :
La
misericordia y la verdad se encontraron;
La justicia y
la paz se besaron Salmos 85.10
Besados serán
los labios
Del que
responde palabras rectas.Proverbios 24.26
Ella dijo:__Me
puede hacer el favor de explicarmelos"__
El contestó_- "La
justicia de Dios venía a cobrarnos nuestras maldades, pero en el camino se le
atravesó la misericordía y el amor de Dios y por eso somos
perdonados...."Igualmente me llama la atención el haber encontrado este
verso que dice que una persona cuyos labios hablan rectitud sus labios
serán besados..."
A esto siguió
una larga plática , en medio una cena, cuando ya las ultimas horas del día 31
se aproximaban a su final.
Ellos habían
llegado al restaurante a eso de las cinco o seis de la tarde,
siendo las ocho y media o nueve de la noche se dirigieron a acsa de
ella. Llegaron, se acomodaron en la sala y siguieron conversando.
10.p.m.--11.pm.
11. 30 .pm...El aspirando profundamente le entrega unos recuerdos y una carta
donde entre otras cosas le escribía que la apreciaba demasiado, que ella era
muy atractiva y que él con todo el respeto, sabiendo que tanto ella como él
eran libres, sin compromisos de amor con terceras personas. Por esto y mucho
más el le pedía a ella un beso como recuerdo de amor. Ella en ningún momento
accedió a darle ese beso le dió una negativa rotunda. Aunque el insitsió y
suplicó ella no cedió ni un ápice. El hombre de uestra histora se sintió muy
triste y decidió conformarse.
Los
minutos y las horas siguieron corriendo. En algún momento de la noche
Susan había invitado a comer los tradicionales tamales acmpañados de una
buena taza de café. El reloj anunció que el 31 de Diciembre de ----había
expirado. Afuera se escuchaban el ruido de la quema de cohetillos y de las
luces de colores que estallaban en el cielo anunciando un año nuevo.
Más
adelante Susan fue a la cocina preparó avena con leche y
trajo dos tazas a la sala donde se encontraba Ricatrdo. Siendo aproximadamente
las 12.30 a.m del nuevo día la dama ella le dice a él __ "Haga
oración por mí y por este nuevo año".__ Minutos después dice
ella. __" Tengo mucho calor, estoy sudando, ponga su mano en mi cabeza y
lo comprobará".__ Ricardo así lo hace y cuando se acerca a Susan
siente la fragancia del cabello de ella. Ese aroma le sabe a lo más bello
y exquisito,podría decir que era el aroma de muchas flores del campo, como el
aire que corre entre las copas de los pinares, que juega con el viento entre
los arboles frutales. Ricardo hubiera podido quedarse así, aspirando esa
fragancia de ese cabello. Para él era un momento sublime, maravilloso ...de
pronto la bella dama empieza a sollozar y exclama __"..Yo estoy enamorada
de usted, hace tiempo que estoy enamorada".__
Ricardo se
queda de una pieza, todo podía haberse imaginado menos que esa belleza de mujer
este diciendo que está enamorada de él.Es algo que no puede asimilar. porque lo
encuentra demasiado bello, irreal quizás...emociones y sentimientos van y vienen
dentro de su ser...siente que está viviendo un sueño, que no es cierto...que de
pronto todo se esfumará y despertará a una dura realidad...
Él toma las
manos de Susan entre las suyas, y despacio, muy
despacio, sin prisa, se realiza su sueño de besar los labios deseados.
Fue un beso muy suave, muy dulce...seguido de un abrazo que palabras faltan
para describirlo.Después vinieron unos besos
maravillosos y se abrazaron con mucho cariño y amor.
Seguidamente Seguidamente abrazados descansan un rato pues la madrugada
avanza.
Ricardo
regresa a su casa envuelto caminando sobre una nube de felicidad.
.Él que
pretendía solo un único beso de la bella dama
ahora se puede decir que ahora tiene besos ilimitados. Los
siguientes días sienten que sus días son esplendorosos. Rick
escribe a ella muchas notas, con su nombre le escribe pensamientos. Un
acróstico le llama mucho la atención, decía más o menos así: "Caminado un día por la orilla del oceano.."
tanto que ella le escribe unas lineas diciéndole " Nunca había conocido un
hombre como usted". Los días que siguen son de un enamoramiento intenso.
Hablan por telefóno y la voz de ella suena a los oídos de él como notas
musicales exquisitas. Todas las tardes a las 4.00 o 5.00 p.m. llegaba el
enamorado a casa de su amada. Ansiosamente tocaba el timbre, salia la amada a
recibirlo. Generalmente intercambiaban pensamientos, comentaban lecturas,
Ricardo le decía y le escribía a su dama lo siguiente:
" Me
gusta mucho, 1) su cabello ,2)Su estatura, 3)Sus cejas, 4)El color bello de sus ojos 5) Su nariz de
perfil 5)Su Boca y labios 6) El color blanco de su piel . Luego tomaban café, se daban
besos lindos, transcurrían las horas, cenaban, después se dirigían a la
sala a platicar , a mirarse a los ojos. se abrazaban y disfrutaban sus
besos con una plenitud de amor.
nécdotas y recuerdos..
El día del
cumpleaños de Ricardo, Marcela Susan le envía un pastel a su casa.
Un mañana
Marcela y Ricardo se encontraban paseando en un pueblo de la montaña. Un
señor del lugar inicia una conversación con Marcela y le pregunta ¿Usted no es de por aquí,
verdad?. Ella responde con una pregunta: ¿De donde cree usted
que soy?
El dice: _-Usted es como de Holanda?.
Un día de mayo de cierto año...Marcela , Ricardo y un
amigo, habían ido a una conferencia dada en la capital de la República. A eso
de las doce del mediodía, el amigo tiene que ir a arreglar una papelería
en una oficina. Caminando los tres en una avenida llena de árboles, empieza a
llover. La lluvia les cae. ¡Que importa!. Ricardo es inmensamente feliz, a su
lado está Marcela Susan la mujer bella y amadol se deja ver a la par de
la lluvia. ¡Lluvia con sol! y la bella a su lado. ¿No es Maravilloso