jueves, 7 de enero de 2021

ARCHIVOS ANTERIORES 7 ENE 2021

 

miércoles, 24 de enero de 2018

ANTONIO DE NEBRIJA-LA REFORMA EN ESPAÑA SAMUEL VILA




HISTORIA DE

LA INQUISICIÓN Y

LA REFORMA EN ESPAÑA
SAMUEL VILA


5. Otros humanistas y eruditos en entredicho.



Antonio de Nebrija. Escribió la primera Gramática castellana y fue el principal restaurador de las letras en España. Sufrió persecución por haber señalado varios errores, por transcripción de los copistas, en la traducción latina de la Biblia entonces en uso, la Vulgata. Fue acusado por los teólogos como sospechoso en la fe, por lo que fue perseguido por la Inquisición. Más adelante fue protegido por el nuevo inquisidor general, Cisneros.

Arias Montano. Fue uno de los mejores orientalistas de su tiempo. Llevó a cabo, por encargo de Felipe II, en 1569, una nueva edición, en Amberes, de la Biblia Poliglota Complutense, corregida en algunos errores que se habían deslizado en la primera edición, y ampliada en las versiones orientales y comentarios de algunas de sus partes, adiciones y correcciones todas ellas valiosísimas. La obra, que recibió la aprobación, además, de papas, reyes y eruditos, fue a parar a manos de la Inquisición, y a ella hubiera seguido el mismo Arias Montano

(1574) de no haber sido protegido personalmente por Felipe II, defendido valientemente por otros orientalistas y haber dado un dictamen favorable a la obra, a pesar de todas las intrigas, el integro jesuita Juan de Mariana, él mismo, más tarde, también perseguido por la Inquisición por otros motivos.

Pedro de Lerma. Catedrático de Teología y primer canciller de la Universidad de Alcalá de Henares, docto en lenguas orientales. Era tío de los hermanos Enzinas, y fue probablemente él quien los inició en la Reforma. Procuró inducir al uso de los originales sagrados menoscabando, por tanto, el valor de los maestros tradicionales. Fue denunciado por luteranismo, a causa de las doctrinas emitidas en sus sermones. Encarcelado por la Inquisición, se le obligó a retractarse públicamente de once proposiciones en todas las ciudades en que había predicado, confesando que las había enseñado bajo la instigación del Diablo para introducir el error en la Iglesia (1537). Después de esta humillación Lerma decidió abandonar España y se dirigió a París, donde fue admitido en la Sorbona, en la cual había estudiado. Murió regentando una cátedra de Teología en dicha universidad.

Mateo Pascual. Teólogo, catedrático de Alcalá de Henares. Había manifestado públicamente dudas acerca del purgatorio, por lo que se le procesó y obligó a abjurar. Le confiscaron sus bienes. Murió en Roma.

Luis de la Cadena. Era sobrino de Pedro de Lerma, segundo canciller de la Universidad de Alcalá de Henares. Acusado como sospechoso de luteranismo, una vez murieron Cisneros y Fonseca que protegían a los docentes de Alcalá, huyó a París para librarse de la Inquisición como lo hizo su tío. Murió regentando una cátedra en la Sorbona.

Martín Martínez de Cantalapiedra. Era catedrático de Teología. Fue procesado por la Inquisición como sospechoso de luteranismo (1583) por inculcar demasiado la necesidad de consultar los originales de las Sagradas Escrituras y decir que leer el texto sagrado valía más que leer a los expositores, cuya autoridad era menor en comparación. Abjuró de levi, con la penitencia de no escribir más. 
 Pedro Núñez Vela. Son muy escasos los datos que de él se conocen. Tan sólo que en 1548 ejercía el cargo de profesor de lengua griega en Lausana. Era natural de Ávila. El documento de donde se extrae la noticia añade: «protestante apóstata de la verdadera religión». Una nota del biógrafo de Pedro Ramos, a propósito de una visita del filósofo a Lausana, dice que Núñez «era de juicio más libre y anteponía la odiada lógica de Ramos a todos los preceptos de Aristóteles». Es autor de un libro de Dialéctica que dedicó al Senado de Lausana. Se trata, probablemente, de otro protestante como Pedro de Lerma, que se exilió voluntariamente cuando esto era aún permitido en España.
Francisco Sánchez. EÍ Brocense, profesor de Salamanca, hombre de agudo ingenio y extenso saber. No vacilaba en exponer su enemiga a la Escolástica y en ridiculizar a sus defensores, como tampoco en manifestar su poco aprecio al criterio de autoridad y tradición. Se burlaba de muchas prácticas que, siendo supersticiosas, pasaban por fe legítica, y se permitía, a pesar de no ser eclesiástico, opinar sobre cuestiones religiosas con una libertad que algunos compañeros suyos consideraron excesiva, por lo que fue denunciado dos veces a la Inquisición. La primera vez no llegó a ser detenido y se libró con una reprimenda. La segunda vez fue recluido, aunque en casa de un hijo suyo, médico, por deferencia a su provecta edad y escasa salud; fue procesado, pero murió antes de que llegara a dictarse sentencia.

martes, 30 de enero de 2018

FRANCISCO DE SAN ROMAN- REFORMA EN ESPAÑA-2-

HISTORIA DE
LA INQUISICIÓN Y
LA REFORMA EN ESPAÑA
SAMUEL VILA 

4. Conversión de Sanromán.
 Hacía ya algunos días que se encontraba en Brema cuando un domingo, transitando por una de las calles de la ciudad, fue atraído por unos cánticos que procedían del interior de una iglesia. Era música religiosa, pero distinta de aquella a la que estaban acostumbrados sus oídos. Entró en el edificio y atendió el sermón en alemán, que, en lo que pudo entender, le pareció sencillo y conmovedor. ¿Qué acentos de sinceridad vibrarían en la voz de aquel hombre que hablaba desde el púlpito, que penetraron en el corazón del oyente extranjero, que habla llegado ya empezado el servicio Concluido el culto, Sanromán se dirigió al pastor y le pidió que le hablara todavía más del nuevo mensaje, que sentía vivos deseos de conocer mejor.
 El predicador. Jacobo Spreng, cumplimentó de buen grado el deseo del extranjero y, llevándoselo a su casa, continuó instruyéndole acerca de las saludables verdades del Evangelio. Durante tres días permaneció Sanromán en la casa del pastor, ocupado constantemente en lo que había venido a ser más importante que los negocios: la salvación de su alma. Cuando con lágrimas en los ojos, lleno de agradecimiento, salió de aquella casa, había sido transformado, era un nuevo hombre. El gozo de la salvación había cambiado por completo su modo de ser. HabÍa ya un solo propósito en su vida, un ideal ante el cual todo lo demás había periclitado: el anunciar la salvación por Cristo a sus hermanos, para hacerlos participes de su propia e inefable felicidad.
 Sanromán se proveyó de obras de reformadores y, especialmente, de un ejemplar del Nuevo Testamento. También había copiado y hasta aprendido de memoria algunos sermones de Jacobo Spreng. Ya antes de partir de esta ciudad había escrito algunas cartas entusiastas a sus amigos de Amberes, haciéndoles saber que era salvo por Jesucristo y rogándoles que no demoraran más su conversión; asimismo había escrito por su propia mano folletos y tratados evangélicos y un Catecismo que se proponía hacer circular entre sus amigos de Amberes.
Pero esto no bastaba para él. Sanromán no tenía otro deseo que el de regresar a España para anunciar el Evangelio, antes que a nadie, a sus hermanos, con lo que daba pruebas de su ardiente patriotismo.
Refiere Enzinas que las mismas cartas de Sanromán sirvieron para poner sobre aviso a los españoles fanáticos de Amberes, que ya esperaban la vuelta de su antiguo amigo para ver de hacerlo entrar en razón, en vez de aceptar sus doctrinas. Sanromán, ilusionado y pensando que iba a convertir a todos los españoles de Amberes, se encontró al llegar a la ciudad conque lo primero que hicieron fue detenerle y conducirlo a casa de un comerciante, donde ya lo esperaban unos frailes para registrar sus efectos e interrogarle acerca de su doctrina. Abierto su bagaje, encontraron el Nuevo Testamento, algunas obras de Lutero, Melancton y Escolampadio, así como un pequeño grabado representando una caricatura del papa, que circulaba en aquel tiempo con profusión.
 Los frailes lo acusaron de luterano. Sanromán, aún no repuesto de la sorpresa, pero enardecido por el trato, que consideraba injusto, les devolvió los apóstrofes y empezó a hacer una franca confesión de su fe. Al ver la vehemencia del preso los demás españoles testigos de la escena, resolvieron que Sanromán no estaba en sus cabales. Con todo, sus explicaciones eran coherentes y piadosas y le ganaron algunas simpatías, hasta que los frailes le preguntaron si creía en el papa. «Nada de eso -tronó encendido Sanromán-. antes creo y afirmo que el papa es un anticristo, que su padre es el diablo...» Las simpatías de los españoles presentes se desvanecieron, y los frailes, una vez se hubieron cerciorado de que Sanromán no tenia mejor opinión de los sacramentos, del Purgatorio, de las bulas y de las indulgencias que del papa, «encendieron fuego y quemaron ante su vista los libros que había traído», expresándole al mismo tiempo sus vivos deseos de hacer lo propio con él. Sanromán los increpó furioso, en vista de lo cual, considerándolo loco, lo encerraron en una torre distante seis leguas de Amberes.
 Allí permaneció ocho meses. ¡Cuán amargos serían sus pensamientos al ver que los días transcurrían sin poder proclamar sus amadas doctrinas! Este era el primer contacto del entusiasta Sanromán con la cruda realidad. Pero todos los esfuerzos que se hicieron para que mudara de opinión fueron inútiles y con ellos sólo se conseguía que se afirmara más en sus convicciones. Como loco había sido recluido y como tal fue soltado. «La libertad le fue devuelta, pero más loco que antes salió de la cárcel>, escribe uno de sus enemigos.
En Amberes permaneció vigilado estrechamente, por lo que decidió buscar un nuevo campo de trabajo. Se dirigió a Lovaina, donde encontró a Enzinas, que residía entonces en dicha población.
Enzinas, aunque satisfecho de ver a un compatriota suyo que había aceptado a Cristo de un modo tan decidido, no pudo por menos de recordarle que, ante las circunstancias, se condujera con mayor prudencia. Sanromán, en cuyo ánimo pesaba tan fuertemente la idea de que sus compatriotas persistían bajo el yugo del pecado en tanto que él gozaba de paz en su alma, no estaba en muy buena disposición para escuchar y atender los consejos recibidos, por lo que prosiguió sin hacer caso de nadie, proclamando el Evangelio y sin abandonar nunca el propósito de encaminarse de nuevo hacia su patria.

jueves, 25 de enero de 2018

FRANCISCO DE ENZINAS-REFORMA EN ESPAÑA


HISTORIA DE

LA INQUISICIÓN Y

LA REFORMA EN ESPAÑA
SAMUEL VILA

2. Francisco. Su juventud y conversión.



Había nacido en 1520. Continuó residiendo en Lovaina, en suya universidad lo hallamos matriculado después de la partida de su hermano a Italia. En 153? había hecho un viaje de vacaciones a Burgos, donde se había entrevistado con tu tío Pedro de Lerma. A1 parecer, Francisco seguía la carrera literaria en contra de la opinión de sus padres, los cuales lo destinaron a la vida militar. Pero Francisco carecía de toda afición castrense, y así, escribiendo a su amigo Juan Lasco, acompañándole el obsequio de una espada antigua que él había recibido de un noble, le dije: modo el mundo, lo sé, quisiera declararme la guerra porque, en oposición al consejo de unos hombres dignos, he formado ahora la decisión de dedicarme a la literaturas En esta misma carta manifiesta sus deseos de dedicarse a propagar la verdad divina según su capacidad. A este fin, expone sus planes de encaminarse a Wittemberg, «ya que en esta ciudad hay numerosos profesores eruditos de todas las ciencias, y tengo en tan alta estima la ilustración y juicio para enseñar que posee especialmente Felipe de Melancton, que iría hasta el fin del mundo para gozar de la compañía e instrucción de tales hombres». A continuación le pide cartas de presentación para Lutero, Felipe y otros hombres ilustres de aquella ciudad.

En 1541 lo encontramos matriculado en la Universidad de Wittemberg y hospedado en la casa de Melancton. Allí cambió su nombre por el de Dryander (que significa «encinas, en griego). Era frecuente entrelos humanistas helenizar su apellido: así Melancton («tierra negras) de Schwartzerd, que era su verdadero apellido; Reuchlin («de humo») se hacia llamar Capnio.

 Enzinas cambió varias veces el nombre. Así en Flandes se hacia llamar Van Eick; en Alemania, Eichmann; en Francia, Du-Chesne. No sabemos si lo hacia por capricho o porque le interesaba que no sonara su verdadero nombre, Enzinas.

 VIernes, 5 de enero de 2018

EL MARTIR DEL GOLGOTA-LOS BANDIDOS

EL MARTIR DEL GOLGOTA
ENRIQUE PEREZ ESCRICH 
CAPITULO IV. 
Los bandidos. 
Ni una sola nube manchaba el claro y hermoso horizonte 
de Palestina. El sol, desde la mitad del cielo, bañaba con la 
radiante luz de sus rayos las escabrosas cordilleras y los fér- 
tiles llanos de Samaria. 
Y allá á lo lejos, por la parte del Este, se extiende una 
nube cenicienta que, á semejanza de una larga culebra de 
gasa, hunde su enorme cabeza en las azuladas aguas del 
lago de Genezarett; mientras que su enroscada cola iba á 
sepultarse entre las pesadas y malditas aguas del mar 
muerto. 
Aquella cinta de encaje flotante, aquella manga de polvo 
que parece brotar de la tierra, eran las nieblas del Jordán 
que se elevaban al cielo en vaporosas y húmedas emana- 
ciones. 
Dimas contempló en silencio el grandioso panorama que 
se estendia ante sus ojos. 
De vez en cuando sus miradas se fijaban en el tétrico y 
solitario castillo. 
Su cerrada puerta, sus desiertas almenas, sus desmoro- 
nados muros , le daban el aspecto de una de esas mansiones 
malditas, cuyas sangrientas tradiciones apartan con espanto 
de sus contornos á los medrosos habitantes de las aldeas, á 
los ingenuos y supersticiosos apacentadores de ganados. 
Dimas, firme en su propósito, después de asegurarse de 
que su puñal permanecía oculto en los pliegues de su túnica, 
desrolló de su cintura una honda formada con hojas de pal- 
mera seca, colocó una piedra de tres pulgadas de diámetro 
en la cuna de la honda, y luego, haciéndola girar como un 
molinete sobre su cabeza, envió el proyectil dentro del cas- 
tillo por encima de sus murallas. 
Esperó algunos momentos, pero nadie asomaba á sus 
torreones. 
Volvió á repetir por tres veces la misma maniobra; pero 
éstas, como la primera, tuvieron el mismo resultado. 
— El castillo está solo, se dijo; y una sonrisa estraña asomó 
á sus labios. 
Luego continuó hablando consigo mismo. 
— Bueno fuera que un barbilampiño como yo se apoderara 
de la bolsa de esos zorros barbados que hacen temblar con 
solo sus nombres á los impíos y afeminados romanos, á los 
torpes y cobardes herodianos, y á los indefensos mercaderes 
de el Nilo, el Eufrates y el Jordán. 
Dimas, después de murmurar estas palabras, se quedó un 
momento pensativo. 
Luego se pasó la mano por la frente varias veces , y des- 
nudando su largo puñal y arrojando una saliva sobre una 
peña, se puso con tranquilidad á afilar la punta del instru- 
to que habia vengado á su padre. 
— Ea, valor, Dimas; la muerte es un momento: la vida es 
larga y pesada cuando se tiene hambre y se duerme en des- 
poblado. 
Y diciendo esto se encaminó resueltamente hácia el cas- 
tillo , en cuya puerta descargó tres fuertes golpes con una 
piedra que habia cogido al paso, de propio intento. Nadie 
respondió. 
Entonces, seguro que el castillo se hallaba abandonado, 
reconoció escrupulosamente el muro que le cercaba , halló 
un trozo derruido, por el cual, aunque no con macha facili- 
dad, podía escalarse la fortaleza por las muchas grietas y 
rajadas piedras. 
Con el puñal en los dientes comenzó á trepar por la 
muralla. 
Una mano que hubiera flaqueado, una piedra que se hu- 
biera desprendido, su muerte era segura; su cuerpo, rodando 
de abismo en abismo , se hubiera deshecho en sangrientos 
pedazos contra los salientes picos de las rocas. 
Por fin, después de incalculables dificultades, llegó á la 
plataforma de la muralla cubierto de sudor el rostro y en- 
sangrentadas las manos. 
Una vez allí recorió en vano los estrechos pasadizos, las 
desiertas cámaras de la tétrica fortaleza , sin encontrar el 
codiciado tesoro que habia soñado. Sus níoradores debían 
tener indudablemente algún sitio destinado á ocultar su bo- 
tin; pero este sitio solo á ellos ó á la casualidad le era fácil 
descubrirlo. Dimas desesperó de encontrarle después de tres 
horas de minucioso escrutinio. 
—Todo me indica que esta madriguera está habitada por 
los bandidos samaritanos, se dijo; he visto huesos frescos de 
carnero esparcidos por el suelo y teas resinosas recien apa- 
gadas metidas en sus argollas de hierro ; es igual : he venido 
por oro y no lo encuentro; esperaré á que regresen, y ellos 
me le darán; de todos modos yo necesito un albergue. será 
este castillo. 
Entonces se encaminó á una pieza que ya habia visto 
antes, y que según su cálculo debia ser la cocina y comedor 
de los bandidos. 
Una vez allí comenzó á registrar cuidadosamente todos 
los oscuros rincones de la cocina, y no tardó mucho en des- 
cubrir una pierna de carnero colgada de un gancho de 
hierro. 
Siguió adelante en sus investigaciones, y sucesivamente 
halló ánforas con agua, pellejos de vino y sacos de maiz en 
varios huecos practicados en la pared, y que á primera vista 
no habia distinguido á causa de la oscuridad. 
Aquello era la despensa de los bandidos , y Dimas pensó 
aprovechar el tiempo. 
Firmemente resuelto á esperarles, se encaminó al fogón 
ó chimenea, que se hallaba, según costumbre de los hebreos, 
en mitad de la cocina y con gran alegría de su parte vió que 
relucían entre las cenizas algunas áscuas. 
A los estremos del hogar se hallaban algunos troncos de 
leña seca, entre los que se veian algunas teas esparcidas. 
Dimas reanimó el fuego y encendió una tea, porque en 
aquel sitio la claridad era poca. 
Entonces colocó la pierna suspendida de un garfio junto 
á la llama, v mientras se asaba amasó una torta con la ama- 
rillenta harina y el agua de los odres. 
„ Media hora después el huérfano aventurero comia tran- 
quilamente y libaba el delicioso zumo de la vid sentado en 
mitad de la cocina del castillo. 
En esta tranquila ocupación se hallaba el atrevido Di- 
mas, cuando apercibió un ruido sordo en las profundidades 
de la tierra. 

Dimas, después de fijar un momento su atención, conti- 
nuó su interrumpida cena haciendo un movimiento de hom- 
bros con indiferencia. 



DEL GÓLGÜTA. 25 

El ruido se aproximaba cada vez mas. 

Di ríase que muchos hombres hablaban y arrastraban 
tras ellos pesados fardos por debajo de la tierra qae le servia 
de base. 

De pronto so oyó un crujido estraño y ágrio en el pavi- 
mento como si un cerrojo ó una barra de hierro enmohecida 
se hubiera descorrido. 

El huérfano siguió comiendo como si nada hubiera oido: 
solo por precaución cogió el puñal que se hallaba junto á las 
viandas , y se puso á picar con su punta la piedra que le ser- 
via de mesa. 

De pronto hundióse un trozo del pavimento, y Dimas vió 
abierta á su lado una boca del diámetro de cinco pies cua- 
drados, r OQSGOU ^ 

Dos manos se apoyaron en el borde de aquella abertura, 
y luego apareció la cabeza y después el cuerpo de un hom- 
hrq que saltó con ligereza dentro de la cocina. 

Este hombre no vió á Dimas, pues volviéndose de espal- 
das inclinó su cuerpo sobre el agujero, y estendiendo los 
brazos, á los cuales se cogieron otras manos, tiró hacia si 
con fuerza, y otro hombre saltó desde la cueva á la cocina, 
y así sucesivamente, ayudándose los unos á los otros, salie- 
ron catorce forajidos como si la tierra los vomitara, de re- 
pugnante catadura, de sucio y descompuesto atalaje. 

El primer efecto que produjo á los bandidos la presencia 
de un hombre que comia tranquilamente en su madriguera, 
fué el asombro; pero repuestos instantáneamente, lanzaron 
un rugido, y desnudando los largos puñales, se avalanza- 
ron sobre Dimas: pero éste de un salto se puso en pié, y 
retrocediendo unos pasos con el cuchillo en la mano les 
gritó con entereza: 

martes, 6 de febrero de 2018

13-17 MEMORIAS DE FRANCISCO DE ENZINAS- ESPAÑA

HISTORIA DEL ESTADO DE LOS PAISES 
BAJOS, Y DE LA RELIGION DE ESPAÑA 
por Francisco de Enzinas, a Felipe Melanchthon, 
hombre de muy gran renombre 
Monseñor, dice un proverbio que cuando se está en 
seguridad, el recuerdo de los males pasados pro- 
porciona algún placer y regocijo; pero en cuanto a mí, 
aunque por la gracia de Dios, y como por milagro, me 
encuentre hoy en lugar donde puedo en seguridad contar 
los males pasados, tal es, no obstante, mi afecto hacia la 
república, 1 y principalmente hacia la Iglesia de Dios, que 
no puedo sin un gran dolor, y sin lágrimas, recordar, 
relatar o poner por escrito lo que he visto, y lo que yo 
mismo en su mayor parte he experimentado. No que mis 
propios males me pesen tanto (ya que, como dice el pro- 
verbio griego, lo que es particular de cada uno, nada), 
sino que, como es mi deber, lamento sobremanera ver así 
i Quiere decir, el Estado, o sea la organización política. — 
N. del T. 
— 13 — 
14 
MEMORIAS 
conturbado el estado de la república, las iglesias disper- 
sas, y una crueldad tan grande contra los miembros de 
Jesucristo. ¿Cómo podría yo en esta hora, cuando estoy 
por la misericordia de Dios como en un puerto, lamentar 
mucho mis propias desventuras, o ponerlas antes que los 
males de la Iglesia, siendo que aun cuando estaba yo 
mismo atormentado por los embates de la tempestad, las 
soporté siempre con paciencia, y las he colocado siempre 
después de los males y peligros del público? Sólo el cui- 
dado de la Iglesia de Cristo me ha tenido siempre apena- 
do y preocupado, y no lo abandonaré jamás, mientras esta 
alma habite en este cuerpo mortal. Porque gentes de gran 
prudencia han juzgado y estimado con mucha sabiduría, 
que los bienes privados y particulares no pueden jamás 
estar seguros, sino cuando la cosa pública está en paz. Y 
todos los hombres de mente sana corroboran la gran 
verdad del dicho del poeta, que los males del público en- 
tran hasta el lecho de los particulares. Yo pienso, pues, 
que la misión del hombre de bien es tal que debe tener 
un cuidado especial de los riesgos y peligros del público, 
y no menospreciar tampoco demasiado inconsideradamen- 
te los suyos propios y particulares. Y por tanto, Monse- 
ñor, viendo que entre todos, vos sois el que tenéis un 
cuidado increíble por el bien y la utilidad públicos, y que 
con grandes trabajos, sin ahorrar ni vuestro haber ni vues- 
tra salud, os esforzáis siempre por avanzarlos; conociendo 
también que es vuestra opinión que sería de mucho pro- 
vecho para lo porvenir si esta crueldad ejercida sobre los 
cristianos en Flandes y por todo el país bajo, que yo he 
visto con mis ojos y sentido con riesgo de mi propia Vida, 
INTRODUCCION 
15 
fuera relatada por escrito y publicada por mí; teniendo a 
tal efecto de vos este mandamiento de poner por orden 
las cosas que nos han sucedido desde que nos separamos 
de vos, os obedeceré, y de muy buena gana, como a mi 
preceptor que sois, y que me ordenáis algo tan útil y tan 
honesto. Y tanto mas alegremente cuanto que estimo que 
este escrito reportará no poco provecho a los que ignoran 
los fraudes, sutilezas y malicias de los hombres, especial- 
mente de aquellos que, cubriéndose con la máscara de la 
religión, blasfeman incesantemente de Dios, y ocultan su 
cruel impiedad bajo un velo de hipocresía. De los cuales 
quizá yo no hubiera sido tan miserablemente engañado 
si hubiera tenido alguien que me hubiera advertido; o si 
hubiera podido caer en la cuenta de que entre las gentes 
de bien y modestas pudieran ocultarse tales monstruos 
venenosos en forma de hombres. Yo no hubiera estado 
dos años enteros entre ellos, con peligro tan evidente de 
mi vida; ni me habría separado de vos (lo que siempre 
he estimado como mi gran desventura) y me hubiera 
guardado bien de privarme durante tan largo tiempo de 
la comunicación de los estudios que tenía con vos. Mas 
comprendo bien que las lamentaciones son inútiles cuando 
no pueden reparar la falta. Por tanto, dejaré las quejas 
y procuraré, como vos me lo ordenáis, abarcar lo mejor 
que me sea posible toda esta historia y relatarla por orden. 
Hace ya dos años o más, Monseñor, que partí de 
vuestro lado; desde cuyo momento me es imposible 
relatar los males que he soportado, aun en el camino, el 
cual en pleno invierno, como vos los sabéis, no podía 
16 
MEMORIAS 
sino estar muy cenagoso. Ciertamente me costó muy 
grande trabajo, hasta llegar a la Frisia Oriental, lugar 
donde me detuve un poco, en parte para descansar del 
camino y en parte también para saludar a mis antiguos 
amigos, entre los cuales considero como el más importante 
al señor Juan Lasco, con el cual tuve muy grande placer. 
Porque conversamos juntos de muchas cosas, las que no 
quiero relatar aquí porque no dudo que os las habrá 
hecho saber por carta. Allí determiné también ir a ver a 
Alberto, 1 al cual poco antes nosotros dos habíamos inci- 
tado por carta a abandonar la Babilonia 2 y retirarse a 
un lugar donde la profesión de la Palabra de Dios fuera 
pura y libre; y que no consumiera ese buen espíritu que 
Dios le había dado, en un género de vida tan poco hones- 
to, dejándolo por más tiempo como sepultado en esa fosa 
de la cual la profesión de la verdadera religión sería 
totalmente abolida. Por más que esta proposición sonaba 
mal a sus oídos, nuestras cartas al principio lo habían 
inclinado un tanto a la profesión de la pura doctrina; 
pero me bastó encontrarme con él para descubrir que 
aquel primer ardor a que lo habían incitado nuestras 
cartas, se había enfriado completamente, y que había 
vuelto a su conducta anterior, echando sus cuentas para 
pasar la vida en paz y en delicias con los amigos de su 
orden, en la forma acostumbrada. Tan grande es la fuerza 
1 Alberto Hardemberg, monje bernardo (véase Menéndez y 
Pelayo, Historia de los Heterodoxos Españoles, 2$ edic, tomo IV, 
pág. 280.) 
2 El autor se refiere a los dominios de la Iglesia papal. — 
N. del T. 
LOVAINA 
17 
de la impiedad que lleva a los hombres (que por otra 
parte no son de los malos) a tal punto, después de haber- 
los embriagado con algún aspecto de la voluptuosidad, 
que se complacen en engañarse a sí mismos en cosas de 
gran importancia. Yo me maravillé ciertamente de la 
potencia de este antiguo adversario del género humano. 
Con todo, no perdí toda esperanza de la salvación de 
nuestro Alberto, y de que pudiera ser llevado a alguna 
buena resolución. Finalmente, para no extenderme más, 
tanto hice con la gracia de Dios, por mi propósito, que 
le reduje al camino recto, y que decidió desde ese instante 
salir de ese claustro enemigo de toda honestidad y de la 
verdadera religión. Rogué entonces que le diera la gracia 
de perseverar en ese buen propósito; y temiendo los ata- 
ques de algún espíritu maligno que le hiciera recaer en 
su primera manera de vivir, tanto me empeñé con él 
que os envió una carta, haciéndoos saber su decisión, a 
fin de que si cambiara de intención se le pudiera citar 
por ella, como en virtud de una cédula. Pero, Dios sea 
loado porque ha cumplido su promesa en el tiempo 
prefijado por él, y porque ahora está ocupado fielmente 
en la Iglesia de Jesucristo. 

martes, 23 de febrero de 2016

AQUEL BELLO AMOR... SUEÑO DE LA VIDA DE RICARDO Y SUSAN

AQUEL BELLO AMOR...

SUEÑO DE LA VIDA 
DE RICARDO Y SUSAN
CUANDO SE ES CORRESPONDIDO 
AMPLIAMENTE
EN EL AMOR 
EL OLVIDO SERÁ
AMPLIAMENTE DOLOROSO

Había un hombre conocido como Ricardo que en sus lecturas de la Escritura  Sagrada solía tomar notas de todo aquello que le impactaba en su ser. De los mucho que subrayaba o anotaba un día remarcó los siguientes
La misericordia y la verdad se encontraron;
La justicia y la paz se besaron Salmos 85.10
Besados serán los labios
Del que responde palabras rectas.Proverbios 24.26
 Pasaron algunos años.
   Un día estaba Ricardo platicando con un conocido, cuando vió venir a una mujer a quién nunca había visto. Mirarla avanzar  y sentir una sacudida en su ser fue una misma cosa.
Una mujer alta, de tez blanca . muy hermosa. Unos ojos resplandecientes  color avellana que al día de hoy Ricardo puede recordar  nitidamente esa escena.  Se sintió  tan impactado y sacudido en su ser. Al pasar junto a él miró sus ojos resplandecientes y algo profundo , algo doloroso  de pensar que esos ojos , ese rostro, esa figura podría "ser" de alguién más...Pero lo que más le "dolió", fue que ella ni siquiera le dirigió ni la más minima mirada. En cambió saludo muy cordialmente al conocido que  platicaba con él.Tiempo después cuando él le preguntó a ella porqué motivo   no dió la más minima opotunidad de saludo, ella  le contestó" Porque yo pensaba que usted era casado".
Pasaron días, semanas, quizás un mes, dos meses..El día menos pensado llegaron a su  casa varias mujeres que iban realizar una limpieza de un saloncito que él les había prestado para una actividad. Entre ellas iba la dama. Ricardo al ver que ella estaba en ese grupito sintió una inmensa alegría.Al terminar la actividad de limpieza  la bella mujer se despidió de forma muy amable, no sin antes echarle un vistazo muy rapido a unos libros muy interesantes que Ricardo tenía a la vista. Parón varios días, semanas ...Ricardo. tenía un pequeño negocio..un día entró la ella.  Ricardo sintió que el corazón le daba un vuelco..se dirigió a saludarla y de esa forma se rompió el hielo. Ni lerdo ni perezoso Ricardo. le ofreció compartirle algo muy interesante a Marcela Susana que así se llamaba la joven.
Una tarde el hombre de nuestra historia  fue a buscar a Susan en donde vivía. No sabía como lo iban a recibir. Fue recibido con mucha prudencia. platicaron un breve tiempo. Él se despidió esperando volver.
Al cabo de unos días Ricardo fue a buscarla. Abrió una señora  desconocida.  pregunto por ella . La señora desconocida dijo: "Ella ya no vive aquí". Ricardo sintió que el mundo se abría bajo sus pies. Donde y cuándo podría verla otra vez se pregunto para sus adentros. .La señora desconocida rapidamente le dijo "Vive cerca de aquí", y le indicó donde.
Desde ese día Ricardo visitó a la bella dama muchas veces.Pasaron meses...la amistad creció... soñaba despierto. Ella se comportaba muy seria. la voz de ella sonaba a musica en los oidos de él.
Un sábado por la tarde, Ricardo salió a dar una vuelta. Susan  Venía de la Universidad. Se saludaron y nada pasó. A los ocho o quince  días Ricardo volvió a encontrarla. Serían como  a las cinco  de la tarde de un sábado. Ella traía una bolsa o cartera my bonita con sus apuntes de la universidad.  Además traía una bolsa de pan en la mano. Se detuvieron para saludarse. Ricardo no se atrevió a invitarla a tomar un cafe. Ricardo siguió su camino más su alma se fue tras Marcela Susan.  Mucho tiempo después Marcela reconocía que también deseó en esa oportunidad la compañia de Ricardo.
 Pasó un año de amistad, de compartir muchas cosas...
 Llegó la navidad, luego se aproximaba año nuevo. Ricardo se dijo" Ella me gusta, me atrae tanto que no resisto el pedirle un beso, no sé como lo vaya a tomar, pero le diré en estos días cuánto la aprecio". Faltaban dos día para el 31 de diciembre de año... había tomado un lapicero y papel para escribirle sus razones de amor a la bella, y no se por qué iba a escribirle  los 2 versos de la Escritura que al él le llamabaron la atención un par de años atrás. Resulta que esa mañana del 29 o 30  de Diciembre más o menos su teléfono suena, contesta y escucha una voz muy apreciada que  después de saludarlo le dice:"Hoy en la mañana sentí que usted tiene 2 versos de la Biblia que son  para mí". Él tragó saliva, sintiose en descubierto, y rapidamente le contestó. "Sí es cierto. Por favor tome papel y lapiz y apunte por favor" . Ricardo no tenía mucho valor para decirle por telefóno los 2 versos, sentía que eran muy obvios para ella. Pero se los dijo por telefóno, además la invitó a tomar  cafe o a cenar la tarde del 31 de Diciembre. luego  Le dictó :
La misericordia y la verdad se encontraron;
La justicia y la paz se besaron Salmos 85.10
Besados serán los labios
Del que responde palabras rectas.Proverbios 24.26
 ELLA le le respondió   Voy a estudiar esos 2 versos y me los explica cuando vayamos a tomar el cafe.
El joven de nuestra historia y la dama de sus sueños fueron a tomar un café o bien a cenar el 31 de diciembre de un año que ya se perdió en la lejanía del pasado.
Al llegar al restaurante y después de acomodarse, ella pregunta y dice al caballero : __Ahora, por favor expliqueme bien los 2 versos que usted tiene para mi__ . Ricardo le pregunta a su hermosa amiga : __¿Como supo que yo tenía esos 2 versos para usted?. 
 Ella contesta: _"Ayer , percibí, sentí claramente que usted tenía  que darme 2 versos ".__
Ricardo no salía de su asombro al ver que él  en efecto tenía esos versos citados y escritos ya en una carta que pensaba darsela  más tarde. 
El le dijo.__"Los versos que yo tenía en mente compartirle son :
La misericordia y la verdad se encontraron;
La justicia y la paz se besaron Salmos 85.10
Besados serán los labios
Del que responde palabras rectas.Proverbios 24.26
Ella dijo:__Me puede hacer el favor de explicarmelos"__
El contestó_- "La justicia de Dios venía a cobrarnos nuestras maldades, pero en el camino se le atravesó la misericordía y el amor de Dios y por eso somos perdonados...."Igualmente me llama la atención el haber encontrado este verso que dice que una persona  cuyos labios hablan rectitud sus labios serán besados..."
A esto siguió una larga plática , en medio una cena, cuando ya las ultimas horas del día 31 se aproximaban a su final. 
Ellos habían llegado al restaurante a eso de las cinco o seis  de la tarde, siendo  las ocho y  media o nueve de la noche se dirigieron a acsa de ella. Llegaron, se acomodaron en la sala y siguieron conversando.
10.p.m.--11.pm. 11. 30 .pm...El aspirando profundamente le entrega unos recuerdos y una carta donde entre otras cosas le escribía que la apreciaba demasiado, que ella era muy atractiva y que él con todo el respeto, sabiendo que tanto ella como él eran libres, sin compromisos de amor con terceras personas. Por esto y mucho más el le pedía a ella un beso como recuerdo de amor. Ella en ningún momento accedió a darle ese beso le dió una negativa rotunda. Aunque el insitsió y suplicó ella no cedió ni un ápice. El hombre de uestra histora se sintió muy triste y decidió conformarse.  
 Los minutos y  las horas siguieron corriendo. En algún momento de la noche Susan había invitado a comer  los tradicionales tamales acmpañados de una buena taza de café.  El reloj anunció que el 31 de Diciembre de ----había expirado. Afuera se escuchaban el ruido de la quema de cohetillos y de las luces de colores que estallaban en el cielo anunciando un año nuevo.
  Más adelante  Susan fue a la cocina preparó avena con leche y   trajo dos tazas a la sala donde se encontraba Ricatrdo. Siendo aproximadamente las 12.30 a.m  del nuevo día la dama ella le dice a él __ "Haga oración por mí y por este nuevo  año".__  Minutos después dice ella. __" Tengo mucho calor, estoy sudando, ponga su mano en mi cabeza y lo comprobará".__  Ricardo así lo hace y cuando se acerca a Susan siente la fragancia del cabello de ella.  Ese aroma le sabe a lo más bello y exquisito,podría decir que era el aroma de muchas flores del campo, como el aire que corre entre las copas de los pinares, que juega con el viento entre los arboles frutales. Ricardo  hubiera podido quedarse así, aspirando esa fragancia de ese cabello. Para él era un momento sublime, maravilloso ...de pronto la bella dama empieza a sollozar y exclama __"..Yo estoy enamorada de usted, hace tiempo que estoy enamorada".__
 Ricardo se queda de una pieza, todo podía haberse imaginado menos que esa belleza de mujer este diciendo que está enamorada de él.Es algo que no puede asimilar. porque lo encuentra demasiado bello, irreal quizás...emociones y sentimientos van y vienen dentro de su ser...siente que está viviendo un sueño, que no es cierto...que de pronto  todo se esfumará y despertará a una dura realidad...
Él toma las manos de Susan entre las suyas, y despacio, muy despacio, sin prisa, se realiza su sueño de besar los labios deseados. Fue un beso muy suave, muy dulce...seguido de un abrazo que palabras faltan para describirlo.Después vinieron unos besos maravillosos y se abrazaron con mucho cariño y amor. Seguidamente  Seguidamente abrazados descansan un rato pues la madrugada avanza.
Ricardo  regresa a su casa envuelto caminando sobre una nube de felicidad.
.Él que pretendía solo un único beso de la bella dama ahora se puede decir que ahora tiene besos ilimitados. Los siguientes días   sienten que sus días son esplendorosos. Rick escribe a ella muchas notas, con su nombre le  escribe pensamientos. Un acróstico le llama mucho la atención, decía más o menos así: "Caminado un día por la orilla del oceano.." tanto que ella le escribe unas lineas diciéndole " Nunca había conocido un hombre como usted". Los días que siguen son de un enamoramiento intenso. Hablan por telefóno  y la voz de ella suena a los oídos de él como notas musicales exquisitas. Todas las tardes a las 4.00 o 5.00 p.m. llegaba el enamorado a casa de su amada. Ansiosamente tocaba el timbre, salia la amada a recibirlo. Generalmente intercambiaban pensamientos, comentaban lecturas, Ricardo le  decía y le escribía a su dama lo siguiente:
 " Me gusta mucho,   1) su cabello ,2)Su estatura, 3)Sus cejas, 4)El color bello de sus ojos 5) Su nariz de perfil  5)Su Boca y labios  6) El color blanco de su piel .   Luego  tomaban café,  se daban besos lindos,   transcurrían las horas, cenaban, después se dirigían a la sala a platicar , a mirarse a los ojos. se abrazaban y disfrutaban  sus besos con una plenitud de amor.  

nécdotas y recuerdos..

El día del cumpleaños de Ricardo, Marcela Susan le envía un pastel a su casa.
Un mañana Marcela y Ricardo se encontraban  paseando en un pueblo de la montaña. Un señor del lugar inicia una conversación con Marcela y le pregunta ¿Usted no es de por aquí, verdad?. Ella responde con una pregunta: ¿De donde cree usted que soy?
El dice: _-Usted es como de Holanda?.
Un día de mayo de cierto año...Marcela , Ricardo y un amigo, habían ido a una conferencia dada en la capital de la República. A eso de las doce del mediodía, el amigo tiene que ir a  arreglar una papelería en una oficina. Caminando los tres en una avenida llena de árboles, empieza a llover. La lluvia les cae. ¡Que importa!. Ricardo es inmensamente feliz, a su lado está Marcela Susan la mujer  bella y amadol se deja ver a la par de la lluvia. ¡Lluvia con sol! y la bella a su lado. ¿No es Maravilloso

UN COLLAR DE TURQUESAS

  Domingo, 25 de diciembre de 2016 UN COLLAR DE TURQUESAS EN NAVIDAD Por Fulton Oursler 1952 UN COLLAR DE TURQUESAS Por Fulton Oursler...